“Los ancianos son personas que tienen la sabiduría, la historia, la patria, la familia y que todos los necesitamos”. Papa Francisco

Comunicado de prensa

El mes de agosto, que estamos por iniciar, está dedicado a buscar la concientización del lugar tan importante que tiene el adulto mayor. De entre las actividades que se van a realizar por este motivo, considero importante reflexionar el mensaje que el Papa Francisco ha dirigido en Brasil a toda la Iglesia, de manera particular a los jóvenes, invitándonos a no hacer oídos sordos a la voz de aquellos que llevan un camino avanzado en el mundo y que, con su sabiduría, pueden ayudar a que sea mejor.

El Papa ha hablado sobre lo importante que son en la vida de la familia los abuelos, “ya que ellos comunican ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad”, y nos invita a tener encuentros y diálogos intergeneracionales, sobre todo dentro de la familia.

Los adultos mayores, tienen en sus manos la experiencia de vida. Qué bueno sería que los escucháramos con atención, ya que en ellos se encuentran vivencias enriquecedoras, y que mucho bien harían a nuestra sociedad, a nuestra familia, si las lleváramos a la vida cotidiana.

Ya en otra ocasión, el Papa habló sobre el papel que tienen los adultos mayores en la transmisión de la fe y de las tradiciones que las nuevas generaciones han dejado en el “baúl de los recuerdos del abuelo” y no les han dado la importancia debida. Probablemente sea por el ritmo tan vertiginoso con el que vivimos hoy, pero eso no debe ser impedimento para que detengamos un poco el paso con el que caminamos y escuchemos la voz de aquellos que, con su trabajo y esfuerzo, nos han heredado mucho de lo que hoy podemos disfrutar y que tal vez no hayamos agradecido como es debido.

No se trata de escuchar y concluir simplemente que: “todo tiempo pasado fue mejor”, no, se trata de aprender de los valores y objetivos que se trazaban y que hicieron que ese tiempo se disfrutara de manera especial y que hace que muchos lo añoren.

Somos conscientes de que vivimos una nueva etapa en la historia, y damos gracias a Dios por ello, pero debemos aprovechar la vivencia de quienes han caminado, y tal vez se han equivocado, pero han salido adelante y no se han dejado vencer. Sobre todo hoy, que nos encontramos con tantas personas que no encuentran el sentido de su vida y buscan salidas falsas a sus problemas. Ya otros han pasado por situaciones semejantes y supieron encontrar el remedio, no se quedaron cruzados de brazos, dejando que la tristeza o la depresión les ganaran; ellos se unieron para ayudarse, se armaron de valor y no sucumbieron. Salieron adelante fortalecidos y con ganas de compartir lo aprendido.

Por eso invito a toda la comunidad, de manera especial a los más jóvenes, a que no permitamos que la experiencia de los adultos mayores sea desaprovechada y que nos acerquemos a ellos. Si los tenemos en la familia, no los hagamos a un lado, respetemos su espacio y agradezcamos su presencia.

Si los visitamos en las casas de reposo, hagámosle saber lo importante que son para nuestra vida y aunque ellos estén en un lugar con personas que no son su familia, no deben sentir que son excluidos, sino que al estar ahí es para cuidarles y devolverles un poco de lo mucho que ellos nos han dado.

En nuestra Arquidiócesis, hay algunos grupos parroquiales que ya realizan un apostolado con los adultos mayores, por lo que exhorto a todas las comunidades para que brinden los espacios adecuados para compartir con ellos la fe y, a su vez, nos dejemos fortalecer por su experiencia de vida.

Deseo sinceramente que esta invitación que se nos hace, no quede en una buena intención, sino que en verdad la llevemos a la vida, y hagamos que la sabiduría que ellos quieren compartir, nos ayude a caminar mejor en nuestra vida cotidiana.